jueves, 27 de enero de 2011

enredados
AMO ESTA PELICULA, al fin una princesa que no necesita que la defiendan porque ella solita con su cabello o su sarten se defiende :D hermosaaaaaaaaaa!! es muuy bueno que se den cuenta que las chicas podemos GOLPEAR asi que cuidense.. hahaha

lunes, 24 de enero de 2011

sacudete.

Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perde­mos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconoz­can tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja en tu vida. Cie­rra la puerta, cambia él disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien eres.

lunes, 17 de enero de 2011

las palabras mas ciertas.

Ya conocí el amor. Amar es como una droga. Al principio hay una sensacion de euforia, de entrega total. Despues, al dia siguiente, quieres mas. Todavia no te has enviciado, pero te ha gustado la sensacion, y te parece que puedes mantenerla bajo control. Piensas en la persona amada durante dos minutos y la olvidas durante tres horas. Pero al poco tiempo te acostumbras a esa persona, y pasas a depender totalmente de ella. Entonces piensas en ella durante tres horas y la olvidas durante dos minutos. Si no esta cerca, experimentas las mismas sensaciones que los viciosos cuando no consiguen droga. En ese momento, asi como los viciosos roban y se humillan para conseguir lo que necesitan, tu estas dispuesta a hacer cualquier cosa por el amor.

el amor

El amor siempre es nuevo. No importa que amemos una, dos, diez veces en la vida: siempre estamos ante una situación que no conocemos. El amor puede llevarnos al infierno o al paraíso, pero siempre nos lleva a algún sitio. Es necesario aceptarlo, pues es el alimento de nuestra existencia. Si nos negamos moriremos de hambre viendo las ramas del árbol de la vida cargadas, sin coraje para estirar una mano y coger los frutos. Es necesario buscar el amor donde este, aunque eso signifique horas, días, semanas de decepción y tristeza.
Porque en el momento en que salimos en busca de amor, el amor también sale a nuestro encuentro.
Y nos salva.

Por miedo al cambio nos conformamos con ser infelices.

martes, 11 de enero de 2011

La libertad no es la ausencia de compromisos, sino la capacidad de escoger lo que es mejor para ti.

El Zahir.

–Marie, supongamos que dos bomberos entran en un bosque a apagar un pequeño incendio. Al final, cuando salen y van a la orilla de un riachuelo, uno de ellos tiene la cara llena de ceniza y el otro está inmaculadamente limpio. Pregunta: ¿cuál de los dos se lavará la cara?
–Es una pregunta tonta: es evidente que será el que está cu­bierto de ceniza.
–Error: el que tiene la cara sucia verá al otro y pensará que está igual que él. Y viceversa: el que tiene la cara limpia verá que su compañero tiene hollín por todas partes, y se dirá a sí mismo: «Yo también debo de estar sucio, tengo que lavarme.»
–¿Qué quieres decir?
–Quiero decir que, durante el tiempo que pasé en el hospi­tal, entendí que siempre me buscaba a mí mismo en las mujeres que he amado. Yo miraba sus caras limpias, lindas, y me veía re­flejado en ellas. Por otro lado, ellas me miraban, veían las ceni­zas que cubrían mi cara, y por más inteligentes y más seguras que fuesen, también acababan viéndose reflejadas en mí y se creían peores de lo que eran. No dejes que eso suceda contigo, por favor.
Me gustaría haber añadido: eso fue lo que pasó con Esther. Y no lo comprendí hasta que recordé los cambios en su mirada. Yo siempre absorbía su luz, su energía, que me hacía sentir feliz, seguro, capaz de seguir adelante. Ella me miraba, se sentía fea, disminuida, porque a medida que los años pasaban, mi carrera –aquella carrera a la que ella había ayudado tanto a hacerse realidad– iba dejando nuestra relación en un segundo plano.
Por tanto, para volver a verla, necesitaba que mi cara estu­viese tan limpia como la suya. Antes de encontrarme con ella, debía encontrarme a mí mismo.

amour,

El amor siempre esta presente pero cambian las formas en la que lo expresamos, sea con una caricia, un beso, puede ser expresado por algo tan simple como una mirada, o con un msj. Trato de decir que hay que expresarlo! si tienes un sentimiento dentro de ti, dilo! enfrenta tu verdad, si amas.. entonces ama a esa persona y si no te ama, sufre y llora hasta olvidarla. Pero no hay peor cosa que sentir amor y no demostrarlo.. te quedas ahogado con eso para ti solo, he incluso esa persona podria sentir lo mismo por ti, pero tu temor no te dejó ser feliz.

recuerden amigos blogger el amor siempre esta, lo que cambia es la persona ;)

Esta es la forma en la que dia dia observamos lo llamado 'amor'

En un momento dado de la historia, apareció alguien y dijo: cuando nos casamos, las dos perso­nas deben permanecer congeladas el resto de su vida. Caminaréis el uno al lado del otro como dos raíles, obedeciendo ese exacto patrón. Aunque algunas veces uno de los dos necesite estar un poco más lejos o un poco más cerca, eso va contra las reglas. Las reglas dicen: sed sensatos, pensad en el futuro, en los hijos. Ya no podéis cambiar, debéis ser como los raíles: la distancia entre ellos es la misma en la estación de partida, en medio del camino o en la estación de destino. No dejéis que el amor cambie, ni que crezca al principio, ni que disminuya en el medio; es arriesgadísimo. Así pues, pasado el entusiasmo de los primeros años, mante­ned la misma distancia, la misma solidez, la misma funcionali­dad. Servís para que el tren de la supervivencia de la especie siga hacia el futuro: vuestros hijos sólo serán felices si permanecéis como siempre habéis estado: a 143,5 centímetros de distancia el uno del otro. Si no estáis contentos con algo que nunca cambia, pensad en ellos, en los niños que habéis traído a este mundo.
Pensad en los vecinos. Demostrad que sois felices, que ha­céis churrasco los domingos, que veis la televisión, que ayudáis a la comunidad. Pensad en la sociedad: vestios de modo que to­dos sepan que entre vosotros no hay conflictos. No miréis a los lados, alguien puede estar viéndoos, y eso es una tentación, pue­de significar divorcio, crisis, depresión...
Sonreíd en las fotos. Poned fotografías en la sala para que todos las vean. Cortad la hierba, haced deporte, para poder per­manecer congelados en el tiempo. Cuando el deporte ya no me­jore vuestro aspecto, haceos la cirugía plástica. Pero no lo olvi­déis nunca: estas reglas se establecieron en algún momento y tenéis que respetarlas. ¿Quién estableció las reglas? Eso no tie­ne importancia, no os hagáis jamás ese tipo de preguntas, por­que serán válidas siempre, aunque no estéis de acuerdo con ellas.

Es la triste realidad.

Porque si tenemos un amigo al cual le tenemos confianza todos tienen que pensar que nos gustamos? la amistad entre hombre y mujer si existe, aparte de que si tienes una pareja debería tenerte confianza!
Un hit hit burra a todas las mujeres, que se alejan de sus amigos por sus novios. Incluso de sus amigas mujeres, aun peor la cosa.
Y si el machismo no es poco, ellos si pueden tener mil amiguitas sin que uno comente nada.. vamos chicas! hasta cuando aguantamos cosas que no nos gustan solo por amor.
El amor no es sufrimiento ni dolor, si alguien de verdad te ama no te hace sufrir... La sociedad perdió completamente el significado de amor, valor,confianza y comprensión. Ahora todo el mundo hace lo que quiere, como si el tener tres novios me hace mejor, claro que no!
En mi opinión, debe haber confianza. Al tenerla ambos confiaran en que el otro no lo engaña y así no existiran nunca los malvados.... celos.

Esto siempre ocurre.

–La semana pasada fui a visitar a un amigo que vive solo en las montañas, cerca de la frontera con Francia; alguien que ado­ra los placeres de la vida y que más de una vez ha afirmado que toda la sabiduría que dicen que posee le viene justamente del hecho de aprovechar cada momento.
»Desde el principio, a mi marido no le gustó la idea: sabía quién era él, que su pasatiempo favorito es cazar pájaros y sedu­cir mujeres. Pero yo necesitaba hablar con ese amigo, estaba pa­sando por un momento de crisis en el que sólo él podía ayudar­me. Mi marido sugirió un psicólogo, un viaje, discutimos, nos peleamos, pero a pesar de todas las presiones en casa, hice el viaje. Mi amigo fue a buscarme al aeropuerto, hablamos por la tarde, cenamos, bebimos, hablamos un poco más y me acosté. Me desperté al día siguiente, anduvimos por la región y volvió a dejarme en el aeropuerto.
»En cuanto llegué a casa, empezaron las preguntas. ¿Estaba solo? Sí. ¿Ninguna novia con él? No. ¿Bebisteis? Bebimos. ¿Por qué no quieres hablar del tema? ¡Pero si estoy hablando del tema! Estabais solos en una casa que da a las montañas, un escenario romántico, ¿no es cierto? Sí. Y aun así, ¿no ocurrió nada aparte de la conversación? No pasó nada. ¿Piensas que me lo creo? ¿Por qué no ibas a creerlo? Porque va en contra de la naturaleza humana: un hombre y una mujer, si están juntos, si beben juntos, si comparten cosas íntimas, ¡acaban en la cama!
»Estoy de acuerdo con mi marido. Va en contra de lo que nos han enseñado. Jamás creerá la historia que le he contado, pero es la pura verdad. Desde entonces, nuestra vida se ha con­vertido en un pequeño infierno. Pasará, pero es un sufrimiento inútil, un sufrimiento por culpa de lo que nos han contado: un hombre y una mujer que se admiran, cuando las circunstancias lo permiten, acaban en la cama.

El Zahir - Paulo Coelho

Hoy, mi historia es sobre el círculo del amor:

Una mañana, un campesino llamó con fuerza a la puerta de un convento. Cuando el herma­no portero abrió, él le tendió un magnífico racimo de uvas.
–Querido hermano portero, éstas son las más bellas uvas producidas por mi viñedo. Y vengo aquí a ofrecerlas.
–¡Gracias! Voy a llevárselas inmediatamente al Abad, que se pondrá contento con esta ofrenda.
–¡No! Las he traído para ti.
–¿Para mí? Yo no merezco tan bello regalo de la naturaleza.
–Siempre que he llamado a la puerta, has abierto tú. Cuan­do necesité ayuda porque la cosecha había sido destruida por la sequía, tú me dabas un trozo de pan y un vaso de vino todos los días. Yo quiero que este racimo de uvas te traiga un poco del amor del sol, de la belleza de la lluvia y del milagro de Dios.
El hermano portero puso el racimo enfrente de él y se pasó la mañana entera admirándolo: era realmente hermoso. Por ello, decidió entregarle el regalo al Abad, que siempre lo había estimulado con palabras de sabiduría.
El Abad se puso muy contento con las uvas, pero recordó que había en el convento un hermano que estaba enfermo, y pensó: «Voy a darle el racimo. Quién sabe, puede traerle alguna alegría a su vida.»
Pero las uvas no permanecieron mucho tiempo en el cuarto del hermano enfermo, porque éste reflexionó: «El hermano co­cinero ha cuidado de mí, me ha alimentado con lo mejor que hay. Estoy seguro de que esto lo hará muy feliz.» Cuando el her­mano cocinero apareció a la hora de comer para llevarle su co­mida, él le dio las uvas.
–Son para ti. Como siempre estás en contacto con los pro­ductos que la naturaleza nos ofrece, sabrás qué hacer con esta obra de Dios.
El hermano cocinero se quedó deslumbrado con la belleza del racimo e hizo que su ayudante se fijase en la perfección de las uvas. Eran tan perfectas que nadie las iba a apreciar mejor que el hermano sacristán, responsable de la custodia del Santísi­mo Sacramento y que muchos, en el monasterio, veían como un hombre santo.
El hermano sacristán, a su vez, le regaló las uvas al novicio más joven, de modo que éste pudiese entender que la obra de Dios está en los menores detalles de la Creación. Cuando el no­vicio lo recibió, su corazón se llenó de la Gloria del Señor, por­que nunca había visto un racimo tan bonito. Al mismo tiempo, se acordó de la primera vez que había llegado al monasterio y de la persona que le había abierto la puerta; había sido ese gesto el que le había permitido estar ese día en aquella comunidad de personas que sabían valorar los milagros.
Así, poco antes de caer la noche, le llevó el racimo de uvas al hermano portero.
–Come y que te aproveche. Pasas la mayor parte del tiem­po aquí solo, y estas uvas te harán mucho bien.
El hermano portero entendió que aquel regalo estaba real­mente destinado a él, saboreó cada una de las uvas de aquel ra­cimo y durmió feliz. De esta manera, el círculo se cerró; un círculo de felicidad y alegría, que siempre se extiende en torno al que está en contacto con la energía del amor.